Definida como una historia de cine negro con algo de western por los realizadores, relata los orígenes del narcotráfico en Colombia desde los ojos de una familia indígena Wayuu que se ve involucrada en el negocio en auge de la venta de marihuana y la juventud americana en los años 70.
La producción dirigida por Cristina Gallego y Ciro Guerra fue elegida como mejor película por el jurado oficial del Festival, integrado por la actriz argentina Antonella Costa; el director y productor de cine brasileño Iberé Carvalho; la actriz de cine y teatro uruguaya Roxana Blanco; además de la productora de cine Mariana Secco, y el cineasta Mateo Gutiérrez -ambos de Uruguay-.
Al mismo tiempo, la Asociación de Críticos de Cine del Uruguay (ACCU) también optó por Pájaros de Verano al momento de destacar a una de las producciones que integró la amplia grilla.
Basada en una historia real, la trama se desarrolla como una narración convencional de la confrontación de clanes enfrentados por el negocio de la marihuana; al tiempo que puede verse como una recreación histórica de la llegada del tráfico de drogas a Colombia y una exploración de las tradiciones indígenas.
Pájaros de Verano
Definida como una historia de cine negro con algo de western por los realizadores, el relato sigue el periplo de una familia de la tribu Wayuu de la región de Guajira en la frontera de Colombia con Venezuela.
Algunos de sus integrantes a fines de los años sesenta comenzará a realizar contrabando de marihuana para vendérsela a estudiantes. Ese inicio casi pionero en el mundo del narcotráfico, tendrá profundos efectos en sus integrantes, que deberán enfrentar peligros y desafíos a lo largo de los años. Dividida en cinco episodios, sigue la historia de Rapayet y su familia y como la ambición y las luchas por el control del narcotráfico llevarán a la destrucción de la misma, alejándolos de la espiritualidad de sus raíces ancestrales.