El Presidente Tabaré Vázquez recibió en Buenos Aires el Premio Derechos Humanos 2016 que otorga el Instituto Internacional de Derechos Humanos (IIDH), en su capítulo para el continente americano. Vázquez reiteró que este galardón lo recogió en nombre de todos los ciudadanos uruguayos, porque la promoción de estos derechos es encabezada por el pueblo a favor de la militancia humanitaria.
Este galardón es otorgado por el IIDH al Uruguay en el marco de la celebración del Día de los Derechos Humanos. El evento se desarrolló en el Salón Arturo Illia del Honorable Senado de la Nación de la República Argentina.
“Acepto con gran honor el premio que se me realiza. A pesar de que el premio es personal, no puedo dejar de recnonocer la importancia que tuvo para mí el apoyo del pueblo uruguayo a favor de la militancia humanitaria. Es en nombre de este pueblo que acepto tan alta distinción”, sostuvo el Presidente Vázquez.
Como informa el IIDH en su sitio web, cada año el capítulo para las Américas reconoce la trayectoria de una personalidad que dedica gran parte de su vida a luchar por la dignidad y los beneficios de la libertad.
Según señala el IIDH, “su contribución en el campo de la medicina y su gestión como un presidente comprometido con el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de su nación, lo hacen merecedor a este premio que honra la dedicación y el carácter que se convierten en ejemplos de vida y en inspiración para forjar un mundo en el que no haya sufrimiento innecesario. Un mundo en el que el progreso no solo sea tecnológico sino también ético y social”.
Luego de recibir el premio, Vázquez reivindicó a la política como sistema de valores humanista y como proyecto para el desarrollo de las naciones. “La la política en clave de paz, libertad, justicia y desarrollo económico con inclusión social”. En tal sentido consideró que los ciudadanos deben ser concebidos como sujetos de su propia vida y no como teleaudiencia o mercado electoral.
El mandatario subrayó: “Los derechos humanos son el marco regulador de la convivencia social y la propia ética de la democracia”.
